12 de junio de 2025
El ministro de Economía anunció la venta de activos del Estado por "miles de millones de dólares" con el argumento de sumar divisas al Banco Central. En paralelo, el Gobierno tomó más deuda y flexibilizó las condiciones para los inversores.
El ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, confirmó que el Gobierno avanzará con la venta de patrimonio público, es decir, más privatizaciones, con el argumento de fortalecer las reservas del Banco Central. "Va a haber venta de activos por miles de millones de dólares. Vamos a vender muchos de los activos del ABE (Agencia de Bienes del Estado) y eso va a generar un ingreso de miles de millones de dólares", afirmó en el programa Las Tres Anclas, del canal de streaming Carajo.
La profundización del modelo privatizador anticipado por Caputo refleja la urgencia de dólares que atraviesa el Gobierno de Javier Milei. El ministro mencionó puntualmente la licitación de las centrales hidroeléctricas, pero adelantó que no será la única medida. "Va a haber licitaciones, como por ejemplo de las centrales hidroeléctricas en el corto plazo, donde el Estado recaudará 400, 500 millones de dólares. También va a haber otras privatizaciones", aseguró.
Caputo no dejó dudas: el objetivo es robustecer las reservas. "La forma en que acumulamos reservas la decide el Gobierno nacional, y hay diferentes formas; no es necesariamente que el tipo de cambio tenga que ir al piso de la banda", explicó.
Acumular reservas es una forma de transmitir tranquilidad a los acreedores, es decir, a quienes el país les debe dinero -como el Fondo Monetario Internacional-, dando señales de que habrá dólares suficientes para cumplir con los pagos. En ese marco, mientras toma nueva deuda, el Gobierno promete vender activos del Estado nacional, es decir, patrimonio de todos los argentinos, para pagar esos compromisos.
En paralelo, esta semana el Ejecutivo cerró una nueva operación de endeudamiento por US$2.000 millones con siete bancos extranjeros. Además, eliminó el llamado "parking" de seis meses -el período mínimo en que los capitales financieros debían permanecer en el país-, lo que permite que los inversores puedan retirarse cuando quieran, generando mayor volatilidad y fragilidad para la economía argentina.
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