10 de noviembre de 2025
Un informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE) advierte que, desde 2015, la pérdida del poder adquisitivo del salario generó una transferencia de ingresos equivalente a US$290.000 millones hacia el sector privado. Los grandes ganadores fueron los bancos, las energéticas y el complejo agroexportador.
La Argentina atravesó durante la última década un proceso de deterioro del salario real que implicó, según el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE), una transferencia de ingresos hacia el capital privado equivalente a 290.000 millones de dólares. La caída del poder adquisitivo, sumada a las políticas de emergencia cambiaria y financiera, configuró un escenario en el que las grandes empresas -en especial del sector energético, agroexportador y financiero- lograron maximizar ganancias en un contexto de crisis económica persistente.
El informe, presentado en la Facultad de Ciencias Económicas y Estadísticas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), advierte que esa concentración de ingresos estuvo acompañada por una pérdida de divisas por dolarización de excedentes que alcanzó los 190.000 millones de dólares desde 2015. Paralelamente, el endeudamiento externo del país, tanto público como privado, se disparó a 114.000 millones.
Para los autores del estudio, el punto de inflexión fue el inicio del gobierno de Mauricio Macri, cuando se desató "una fuerte ofensiva del capital sobre el salario y las estructuras institucionales". La devaluación inicial, la liberalización cambiaria y la apertura financiera derivaron en un proceso de redistribución regresiva de los ingresos. Aunque las negociaciones paritarias y la acción sindical atenuaron el impacto durante los primeros años, hacia 2019 el salario real había caído un 18% respecto de 2015.
Durante la gestión de Alberto Fernández, el poder de compra siguió deteriorándose -aunque en menor medida-, y con el actual gobierno de Javier Milei el retroceso se profundizó. Según MATE, la participación de los asalariados en el producto cayó del 54% al 44% desde el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, lo que explica la magnitud de la transferencia al capital.
El estudio también subraya una merma en la capacidad estatal de captar parte del excedente económico. Entre 2017 y 2022, las empresas aumentaron su participación en el valor generado en seis puntos, mientras que el trabajo y el Estado perdieron tres cada uno. Los datos de la AFIP muestran que la facturación de las empresas creció 18% en términos reales, pero sus resultados operativos lo hicieron casi 20%, mientras los salarios redujeron su peso en las ventas un 25% y el impuesto a las ganancias un 35%.
Para los autores del estudio, el punto de inflexión fue el inicio del gobierno de Mauricio Macri, cuando se desató "una fuerte ofensiva del capital sobre el salario y las estructuras institucionales".
Entre los grandes ganadores, el sector financiero encabeza la lista. En los períodos de recesión, los bancos lograron ganancias extraordinarias gracias a los rendimientos de títulos públicos y a los pasivos remunerados del Banco Central, que funcionaron como "un respirador artificial de una economía en terapia intensiva".
El sector energético, por su parte, se benefició primero con subsidios y transferencias estatales y luego con la liberalización de precios. Entre 2018 y 2023, la participación del Estado en la renta petrolera cayó del 21% al 13%, y esa diferencia fue apropiada por las empresas.
Finalmente, el agroexportador consolidó su poder con operaciones intrafirma y prácticas de subfacturación y sobrefacturación que le permitieron retener divisas y reducir su carga impositiva. Solo ocho compañías concentran el 95% de las exportaciones de harina de soja y el 93% de las de aceite. Desde 2022, mediante la retención de cosechas, el sector logró imponer al Estado una serie de medidas que mejoraron aún más su rentabilidad.
Para los investigadores de MATE, la década reciente dejó un saldo claro: el retroceso del salario y la pérdida de la capacidad estatal de intervención favorecieron una acumulación privada inédita en dólares y poder económico, que profundizó la desigualdad y condicionó la política económica nacional.
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