6 de septiembre de 2025

DEUDAS

DEUDAS. Récord de morosidad: Milei liberó las tasas y las familias no pueden pagar sus tarjetas de crèdito

El nivel de morosidad en créditos personales y tarjetas de crédito alcanzó niveles históricos, reflejando un grave deterioro en la capacidad de pago de los hogares.

La morosidad en los créditos personales a familias trepó al 5,2 % en junio, la cifra más elevada desde 2009, marcando siete meses consecutivos de aumento. En paralelo, el número de cheques rechazados por falta de fondos alcanzó los 66.959, un nivel similar al observado en plena pandemia, lo que evidencia la magnitud del problema.

El deterioro también se siente con fuerza en las tarjetas de crédito, donde la morosidad se ubicó en 4,9% en junio, el segundo nivel más alto desde 2010, sólo superado por el pico de julio de 2021. Con este, ya son ocho meses consecutivos de suba, un fenómeno que muestra cómo el consumo básico financiado con plástico se convirtió en una trampa de deuda. En préstamos personales, la tasa de incumplimiento pasó del 5,6 % en mayo al 6,5 % en junio, el valor más alto en cuatro años.

"Me llega el mínimo casi igual al total, esto es impagable", explicó un trabajador asalariado que depende de la tarjeta para comprar alimentos. Su frase sintetiza el escenario de miles de familias que, ante la caída del poder adquisitivo, terminaron usando el crédito no para bienes durables, sino para la supervivencia diaria.

El fenómeno tiene raíz en el contexto de tasas de interés elevadas y volátiles, que en muchos casos rondaron el 75 % nominal anual, encareciendo drásticamente el financiamiento. A esto se suma que la desregulación de los topes de interés en tarjetas de crédito, impulsada por el gobierno de Javier Milei, dejó a los bancos en libertad de aplicar incrementos sin límites. Como resultado, el costo financiero se disparó y generó un círculo vicioso entre endeudamiento y atraso en los pagos.

"Algunas veces siento culpa por los gastos, pero después me doy cuenta que son en un 80 % en supermercados y alimentación", relató una mujer, mostrando cómo el endeudamiento ya no está asociado al consumo suntuario, sino a la canasta básica. En la misma línea, otro testimonio resume el drama: "Estas no son deudas para comprarme un departamento, estas son deudas para sobrevivir".

En contraste, las líneas de crédito menos afectadas incluyen los hipotecarios, con morosidad estable en torno al 1 %, y los prendarios, que apenas subieron del 3,8 % al 3,9 %. En materia de empresas, la mora se mantiene baja, en 1,1 %, lo que marca una fuerte brecha frente al 5,2 % de las familias. En términos generales, la mora del crédito total al sector privado llegó al 2,9 % en junio, mientras que las entidades financieras mantienen una cobertura de provisión sobre créditos irregulares equivalente al 119 %, mostrando precaución ante el deterioro del escenario.

La conclusión de los analistas es clara: el endeudamiento de los hogares argentinos se volvió un mecanismo para resistir, pero al costo de hundir a millones en la mora. Con salarios que no logran recomponerse, la tendencia parece lejos de revertirse y la crisis de crédito familiar se instala como un nuevo frente de tensión económica y social.

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