4 de diciembre de 2025

CRISIS PRODUCTIVA

CRISIS PRODUCTIVA. Supermercados estampan su sello en importados y la industria alimenticia cae en picada

Con la apertura total de importaciones y un peso sobrevaluado, las grandes cadenas reemplazan producción nacional por alimentos extranjeros con marca propia. Economistas y empresarios alertan por el impacto en empleo, valor agregado y el futuro del sector.

La estrategia ya se ve en las góndolas: aceite de oliva español, pastas italianas y una larga lista de alimentos importados que, sin embargo, llevan el sello de las principales cadenas de supermercados. No los producen, tampoco los compran a industrias locales. Simplemente los traen del exterior y les estampa su marca.

La maniobra se multiplicó en los últimos meses al calor de la apertura irrestricta de las importaciones y de una apreciación cambiaria que volvió más barato traer productos de afuera que fabricarlos en el país. En ese escenario, la industria alimenticia argentina -un sector que históricamente generó valor agregado, empleo y desarrollo territorial- atraviesa una situación crítica.

El economista Hernán Letcher encendió la alarma desde su cuenta en X: "LA NUEVA ESTRATEGIA DE LA MARCA SUPERMERCADOS: NI PRODUCEN NI COMPRAN EN ARGENTINA, SÓLO ESTAMPAN SU SELLO EN IMPORTADOS. Mirá la góndola: aceite de oliva español, fideos italianos y otros bienes importados con 'marca' del supermercado. ¿Quiénes aplican esta política? Carrefour, Cencosud, Coto, Yaguar y otras cadenas. Saluden a la industria nacional de alimentos que se va", escribió.

El problema no es aislado. Casi todos los sectores industriales muestran señales de asfixia por el avance de las importaciones y la caída del mercado interno. Los cierres de fábricas, que se multiplican semana tras semana, son la prueba más visible.

Sin embargo, el caso de la industria alimenticia resulta especialmente paradigmático: la Argentina no sólo produce materias primas, sino que cuenta con capacidad instalada para procesarlas y convertirlas en productos finales competitivos. Ese circuito, que emplea a miles de trabajadores y sostiene economías regionales, es el que hoy se debilita frente a una avalancha de bienes extranjeros que ingresan con ventajas de costos.

Mientras los supermercados llenan sus góndolas de productos importados con etiqueta propia, el sector alimenticio nacional enfrenta un escenario que muchos describen como terminal. El riesgo, advierten, es que cuando la industria local quiera volver a ponerse de pie, ya no quede lugar en las estanterías ni en la estructura productiva del país.


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