9 de diciembre de 2025
La jefa del bloque oficialista en la Cámara alta apuesta a acelerar el tratamiento del proyecto impulsado por el Gobierno y llevarlo al recinto antes de fin de mes. Confía en reunir los votos con el respaldo radical, el PRO y acuerdos con gobernadores.
Patricia Bullrich se propuso un objetivo concreto para sus primeras semanas como presidenta del bloque oficialista en el Senado: aprobar la reforma laboral antes de que termine el mes. La exministra de Seguridad busca así anotar un triunfo político rápido y consolidar su liderazgo desde la Cámara Alta.
La estrategia pasa por acelerar al máximo el trámite legislativo, logrando una aprobación exprés. Según adelantó la propia Bullrich, la idea es que esta semana se definan los integrantes de la Comisión de Trabajo y que el proyecto comience a debatirse de inmediato. Incluso, no descarta que el dictamen pueda firmarse en pocos días para llegar al recinto en la próxima sesión. Como informó anteriormente Identidad Sindical, Bullrich será la presidenta de la Comisión de Trabajo. "Mi idea es que este miércoles los bloques propongan sus senadores para integrar la comisión laboral y empezar a tratarlo (al proyecto de ley) de inmediato", aseguró Bullrich en diálogo con LA NACION.
El escenario no está exento de tensiones. La sola mención de una reforma laboral en el Senado reactiva viejos fantasmas, en particular el antecedente de la ley 25.250 sancionada en 2000 durante el gobierno de Fernando de la Rúa, que quedó marcada por el escándalo de las coimas en el Congreso. Aquella norma también fue aprobada en diciembre y con Bullrich como ministra de Trabajo, justo un año antes del estallido político, social y económico de diciembre de 2001.
Bullrich también relativiza la necesidad de abrir un largo proceso de exposiciones en comisión con sindicatos, empresarios y especialistas. "Ya participaron en el Consejo de Mayo, ya dieron sus puntos de vista ahí", manifestó la exministra. No obstante, la declaración de la exministra desconoce que el procedimiento legislativo es diferente a cualquier consulta previa que pueda haber realizado el Poder Ejecutivo.
En cuanto a los números, Bullrich cree estar cerca de la mayoría necesaria. A los 20 senadores del oficialismo les suma los 10 de la UCR y los 4 del PRO, lo que llevaría el conteo a 34 voluntades, a apenas tres del quórum y de la mayoría absoluta. Los votos restantes serían el resultado de negociaciones con gobernadores y bloques provinciales que suelen inclinar la balanza en debates clave.
En ese esquema aparecen los senadores misioneros del Frente Renovador de Carlos Rovira, legisladores que responden a los mandatarios de Neuquén y Salta, y el bloque Provincias Unidas. También asoman como incógnita los santacruceños Natalia Gadano y José María Carambia, cuyo respaldo se define caso por caso y no responde automáticamente al gobernador Claudio Vidal.
Otro frente abierto para el oficialismo es la conformación de las comisiones. Ese armado dependerá de un delicado equilibrio entre Bullrich, el secretario Parlamentario Agustín Giustinian y la vicepresidenta Victoria Villarruel, que en las últimas semanas mostró una postura estricta en la aplicación del reglamento y agitó nuevamente la intena del oficialismo, dejando en claro que no está alineada a la urgencia política de la Casa Rosada.
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