8 de diciembre de 2025
La senadora busca que el proyecto se trate antes de fin de año y asume un rol estratégico en la comisión donde se definen los dictámenes claves.
La discusión por la reforma laboral en el Senado dejó un movimiento decisivo: Patricia Bullrich será la presidenta de la Comisión de Trabajo, el ámbito más sensible para el sindicalismo y donde se firman los dictámenes que habilitan cualquier cambio en derechos laborales. Desde ese lugar, la exministra ya presiona para que la reforma se trate antes de fin de año, impulsando una convocatoria urgente a Labor Parlamentaria.
La designación de Bullrich no es menor. Fue ministra de Trabajo durante el gobierno de Fernando de la Rúa, en pleno estallido de la crisis del 2001, y protagonizó fuertes choques con el movimiento obrero, especialmente por el recorte salarial del 13% aplicado a estatales y jubilados. Su regreso al área laboral en el Senado es leído por muchos como la reinstalación de una agenda histórica de confrontación con el mundo sindical.
Junto con su nombramiento, se confirmaron otras autoridades: Presupuesto y Hacienda seguirá en manos de Ezequiel Atauche, mientras que Legislación General continuará bajo la conducción de Bartolomé Abdala. Pero la llegada de Bullrich a Trabajo concentra la atención: el oficialismo busca acelerar el trámite legislativo y ordenar el Senado detrás de un cronograma exprés, confiando en que la exministra será la ejecutora política de ese objetivo.

El camino no estuvo libre de tensiones. Bullrich fue excluida de la última reunión de Labor Parlamentaria, con el argumento de que era un encuentro "para senadores viejos". Esa maniobra habilitó que Victoria Villarruel designara al nuevo secretario Administrativo sin su participación. El episodio expuso una puja interna, que ahora se reacomoda con Bullrich en un cargo clave para la estrategia legislativa del Gobierno.
La senadora también intentó adelantar para diciembre la reunión preparatoria de la Cámara, con la mira puesta en aspirar a la presidencia provisional del Senado, un rol central en la línea de sucesión. Tampoco lo logró: le recordaron que el reglamento fija el debate recién para el 24 de febrero. La conducción del Senado marcó límites, aunque su presidencia en la Comisión de Trabajo le devuelve centralidad.
En paralelo, Villarruel avanzó con la designación de Alejandro Fitzgerald como secretario Administrativo, una jugada coordinada con José Mayans, jefe del bloque de Unión por la Patria, y no con Bullrich. Durante la jura, Fitzgerald agradeció a dirigentes del peronismo y evitó gestos hacia la exministra, lo que evidenció que los movimientos internos no se alinean detrás de Bullrich, pese a su nuevo peso institucional.
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