16 de julio de 2025
Una postal del desmantelamiento industrial: trabajadores de SOMISA denunciaban los despidos masivos y acusaban a Menem de traición.
En octubre de 1991, los trabajadores de SOMISA (Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina) protagonizaron una de las marchas más representativas del rechazo obrero al modelo neoliberal que se consolidaba en el país. La movilización fue una respuesta directa al anuncio de los primeros 3.000 despidos, como parte del proceso de privatización de la empresa impulsado por el gobierno de Carlos Menem.
En la imagen, que se volvió símbolo de la resistencia, se puede ver a una multitud de obreros sosteniendo un cartel con el rostro del presidente y la leyenda: "MENEM TRAIDOR". La bronca no era sólo por la pérdida de miles de empleos, sino por el giro drástico que implicaba desmantelar uno de los pilares de la industria nacional.
Fundada hace 78 años, bajo la dirección del general Manuel Savio y durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, SOMISA había sido concebida como una herramienta estratégica para garantizar la soberanía productiva del país. Su privatización marcó el inicio de una etapa de desindustrialización, precarización laboral y pérdida del control estatal sobre sectores clave.
El vaciamiento de SOMISA culminó en 1992, cuando fue vendida al Grupo Techint, dando origen a Ternium Siderar. Las consecuencias no tardaron en llegar: despidos masivos, caída del empleo de calidad y debilitamiento del tejido productivo regional, especialmente en la ciudad de San Nicolás, donde se ubicaba la planta.
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