12 de octubre de 2025
Un memorándum firmado por la Cancillería y el Departamento de Estado compromete al país a informar por anticipado a Washington sobre proyectos de litio, cobre y uranio, cediendo ventaja sobre los recursos estratégicos argentinos.
En silencio y sin debate público, el Gobierno argentino firmó un Memorándum de Entendimiento con Estados Unidos que redefine el control sobre los recursos naturales del país. El documento, suscripto entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Departamento de Estado norteamericano, establece una supuesta cooperación para fortalecer la gobernanza, la inversión y la seguridad de las cadenas de suministro del sector de minerales críticos, como el litio, el cobre y el uranio.
La letra chica del acuerdo revela un compromiso que va mucho más allá de la diplomacia. En su artículo 4, el memorándum instruye al Gobierno argentino a "proveer información a los Estados Unidos respecto de potenciales licitaciones y proyectos tan pronto como dicha información se encuentre disponible". En los hechos, Washington será notificado por adelantado cada vez que se abra una oportunidad minera en el país.
El texto agrega que la Argentina deberá "alentar a los gobiernos subnacionales" -provincias incluidas- a compartir la misma información con las autoridades y empresas estadounidenses. Así, los capitales del norte obtendrán una ventaja directa en las licitaciones, por encima de competidores locales o de otras potencias con presencia en el sector, como China.
El país se incorpora así a la estrategia global de Estados Unidos para controlar los recursos del sur, disfrazada bajo el discurso de la cooperación energética.
Este Memorándum forma parte de la Minerals Security Partnership (MSP), una alianza impulsada por Washington para asegurar el abastecimiento de materias primas esenciales para la transición energética mundial -baterías, chips, reactores nucleares- y reducir la influencia china en América Latina. Con su adhesión, Argentina cede información estratégica sobre su propio subsuelo, en un movimiento que consolida la dependencia económica y política del país.
En paralelo, el Gobierno avanzó con la apertura del negocio del uranio, uno de los recursos más sensibles del territorio nacional. En julio, YPF, la provincia de Chubut y la empresa Reidel -vinculada al sector nuclear estadounidense- firmaron un acuerdo para la exploración y explotación de uranio, con el excedente destinado a exportación. El anuncio pasó casi desapercibido, pero marca el ingreso directo de capital norteamericano al núcleo energético argentino.
Detrás del relato de la cooperación y la inversión extranjera, Estados Unidos consolida su presencia sobre los recursos estratégicos del país. Mientras se anuncian swaps millonarios y promesas de estabilidad macroeconómica, la Argentina entrega información, acceso y control sobre sectores claves, en una versión moderna del viejo modelo extractivo.
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