2 de diciembre de 2025
A 82 años de su primer mensaje al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón sigue marcando un punto de inflexión histórico. El 2 de diciembre de 1943, el entonces coronel presentó una hoja de ruta que buscaba ordenar las relaciones laborales, fortalecer a los sindicatos y colocar al Estado como garante de justicia social.
El 27 de octubre de 1943, Perón asumió la conducción del antiguo Departamento Nacional del Trabajo. En menos de un mes transformó ese organismo en la Secretaría de Trabajo y Previsión (STyP), elevada a rango ministerial y creada formalmente por el Decreto-ley 15.074 del 27 de noviembre. La nueva estructura absorbió áreas desperdigadas en el Estado: desde la Comisión de Casas Baratas y la Cámara de Alquileres hasta las dependencias de Higiene Industrial, Accidentes de Trabajo, Vivienda Popular y la Junta Nacional para Combatir la Desocupación.
La meta era clara: unificar la política social bajo un mismo mando y ordenar el mundo del trabajo, históricamente marcado por la indiferencia gubernadmental, conflictos y precariedad. Perón lideró una política que sacó al Estado del rol "abstencionista" en los conflictos obreros y lo convirtió en parte activa para la resolución de los conflictos, abogando siempre por la justicia social. Desde esta Secretaria, iniciaria el movimiento político más importante del siglo XX y sentaría las bases del modelo sindical argentino.
"Con la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión se inicia la era de la política social argentina. Atrás quedará para siempre la época de la inestabilidad y del desorden en que estaban sumidas las relaciones entre patronos y trabajadores".
En su mensaje radial del 2 de diciembre, Perón afirmó que el país ingresaba en una nueva etapa. "Se inicia la era de la política social argentina", definió, planteando que patronos, obreros y Estado debían asumir su rol en la resolución de los problemas del trabajo. Rechazó tanto la "indiferencia suicida" de gobiernos anteriores como a las tendencias anrquistas dentro del sindicalismo. El fragmento más emblemático de aquel discurso sostuvo: "Con la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión se inicia la era de la política social argentina. Atrás quedará para siempre la época de la inestabilidad y del desorden en que estaban sumidas las relaciones entre patronos y trabajadores. De ahora en adelante, las empresas podrán trazar sus previsiones para el futuro desarrollo de sus actividades, y tendrán la garantía de que, si las retribuciones y el trato que otorgan al personal concuerdan con las sanas reglas de convivencia humana, no habrán de encontrar, por parte del Estado, sino el reconocimiento de su esfuerzo en pro del mejoramiento de la economía general y el consiguiente engrandecimiento del país. Los obreros, por su parte -continuó-, tendrán la garantía de que las normas de trabajo que se establezcan, enumerando los derechos y deberes de cada cual, habrán de ser exigidas por las autoridades del trabajo con el mayor celo, y sancionado con inflexibilidad su incumplimiento"
Perón prometió abandonar el abstencionismo estatal y reemplazarlo por una presencia activa y reguladora: "El Estado argentino intensifica el cumplimiento de su deber social". El trabajo, sostuvo, no era un asunto privado entre partes sino una cuestión que repercutía directamente en la economía, la cultura y la convivencia nacional.
El nuevo secretario expuso su enfoque: evitar la confrontación destructiva y terminar con los abusos patronales. "Los patronos, los obreros y el Estado constituyen las partes de todo problema social. Ellos, y no otros, han de ser quienes lo resuelvan, evitando la inútil y suicida destrucción de valores y energías", sostuvo en su primer discurso como secretario aquel 2 de diciembre.
Perón no anunció un programa cerrado, sino un criterio de acción: intervenir según las necesidades reales, con soluciones rápidas y eficaces. Reivindicó el rol de las asociaciones profesionales y promovió su organización.
"Lo más importante de todo, no fueron las mejoras que íbamos obteniendo, sino la conciencia de su propio valer que fuimos despertando en el alma de la masa trabajadora".
El decreto de creación de la STyP, dijo, ofrecía "sobriedad" y un objetivo central: revisar leyes obsoletas y promover medidas sociales que expresaran los anhelos de la mayoría trabajadora y empresaria. Lo que pasaba en las fábricas, repercutía en el conjunto: "A mi juicio, cualquier anormalidad, surgida en el más ínfimo taller y en la más oscura oficina, repercute directamente en la economía general del país y en la cultura de sus habitantes". El militar que venía en un franco ascenso político colocaba al trabajo en un lugar central en la vida social: "El trabajo, después del hogar y la escuela, es un insustituible moldeador del carácter de los individuos, y según sean éstos, así serán los hábitos y costumbres colectivas, forjadores inseparables de la tradición nacional".
Años después, Perón resumiría esa etapa con una lista que transformaría para siempre el mundo laboral argentino:
"En tres años conseguimos mejorar más las condiciones de vida de los trabajadores que en casi un siglo de lucha, y sin derramar una sola gota de sangre argentina", afirmaría. Sin embargo, para Perón: "Lo más importante de todo, no fueron las mejoras que íbamos obteniendo, sino la conciencia de su propio valer que fuimos despertando en el alma de la masa trabajadora". Hay que señalar además que Perón impulsó el Estatuto del Peón Rural, que marcó el inicio de la justicia social en el campo.
De su trabajo al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión (STP), Hugo del Campo rescata que Perón les decía permanentemente a los obreros que debían organizarse: "La STP no puede funcionar sin que ustedes estén perfectamente organizados -decía Perón en una reunión con dirigentes sindicales en Entre Ríos- de modo que les pido que lleven a todos los demás compañeros de los distintos gremios que ustedes representan ésta mi palabra honrada y sincera de que se organicen, que tengan cada día más fuerte y unida su organización".
En otro momento, Perón diría que "El ideal del Estado abstencionista era encontrar individuos aislados, desamparados y económicamente débiles, con el fin de pulverizas las fuerzas productivas y hacerse de un poder arrollador". Hoy, en tiempos de Javier Milei como presidente, estas palabras de Perón ilustran lo que busca el gobierno con la persecución sindical que vemos a diario: una sociedad más atomizada, sin organización y sin sindicatos, y un estado "abstencionista" que beneficie a los más poderosos y deje de lado cualquier iniciativa en favor de la Justicia Social.
Fuentes consultada: Perón, discursos 1943-1945, Biblioteca del Congreso de la Nación, 2022; Sindicalismo y Peronismo, Hugo del Campo.
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