26 de octubre de 2025

REFORMA LABORAL

REFORMA LABORAL . Reforma Laboral: la bomba silenciosa que amenaza a los trabajadores argentinos

¿Flexibilización o una puerta a la precarización?

La propuesta del Gobierno de avanzar hacia un sistema de "salarios dinámicos" amenaza con transformar de raíz el tejido laboral argentino. Presentada bajo el argumento de la modernización y la necesidad de flexibilizar las relaciones laborales, esta reforma puede convertirse en el mayor retroceso para los derechos colectivos en décadas.

Resulta preocupante, desde la perspectiva sindical, que los salarios mínimos garantizados por los convenios colectivos de trabajo se vean reemplazados por un techo flexible. ¿Qué significa esto en la práctica? Que cada empresa podrá definir su propio salario, siempre que no supere ese monto, dejando atrás la idea de protección universal y trasladando la negociación a terrenos individuales, desiguales y muchas veces hostiles para el trabajador.

Los sindicatos han sido, históricamente, la voz colectiva que protege al empleado de los vaivenes económicos y de la presión sectorial. El "piso mínimo" no es sólo una cifra: es garantía de dignidad, estabilidad y previsibilidad. Quitar este resguardo implica abrir la puerta a una dispersión salarial feroz, donde los trabajadores de empresas menos competitivas, de regiones vulnerables o de ramas castigadas por la coyuntura sean empujados a la marginalidad y la precarización.

La periodicidad de convenios agrega incertidumbre: renegociar constantemente en un país que ya padece inestabilidad puede convertir el trabajo en una apuesta que se revisa a cada giro macroeconómico, erosionando la capacidad de planificación familiar y social.

No menos inquietante es el riesgo de la competencia "a la baja": en tiempos de crisis, muchas empresas buscarán reducir salarios, justificándose en contextos particulares. Sin mínimos universales, el resultado puede ser una degradación progresiva de las condiciones laborales y un retroceso social que afecte a todos. Por otra parte, la idea de vincular salarios a la productividad olvida que no todas las ramas ni regiones parten desde el mismo punto. Las diferencias estructurales pueden volverse discriminatorias, hundiendo a los menos favorecidos en salarios de subsistencia.

La reforma, tal como está planteada, parece ignorar el papel igualador del convenio colectivo y apuesta a la atomización, debilitando a los sindicatos y, por ende, a la voz de millones de tabajadores que encuentran en ellos su única protección real.

En momentos de crisis, el verdadero salto hacia adelante no es la regresión de derechos sino el refuerzo del diálogo social. Necesitamos modernizar, sí, pero sin perder la mirada solidaria, la dignidad y el resguardo que la negociación colectiva garantiza. Si permitimos que se derrumbe el piso salarial, no solo debilitamos la estructura del trabajo formal: condenamos a millones a la incertidumbre y erosionamos los cimientos mismos de la justicia social. Un país que olvida sus garantías laborales está condenado a repetir los errores del pasado y a construir su futuro sobre terreno incierto y peligroso.

COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO

Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

En vivo

Especial: 80 años de lealtad al pueblo y a la justicia social

Subscribite para recibir todas nuestras novedades