6 de octubre de 2025
La informalidad laboral trepó al 43,2% y ya afecta a 4 de cada 10 trabajadores. Según el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA, los asalariados informales perciben en promedio un 44% menos que los formales.
Cuatro de cada diez trabajadores en la Argentina están en la informalidad. Así lo revela un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA, coordinado por Roxana Maurizio y Luis Beccaria, en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC. Según el estudio, el 43,2% de los ocupados no cuenta con cobertura de la Seguridad Social, ni con aportes laborales o impositivos, lo que representa un aumento interanual de 1,6 puntos porcentuales y el nivel más alto en casi dos décadas. Es el resultado directo del modelo económico de Milei-Caputo: una economía financierizada al maximo y que descuida al trabajo y la actividad productiva.
La informalidad no solo se traduce en falta de derechos laborales, sino también en ingresos más bajos. En promedio, los trabajadores no registrados cobran un 44% menos que sus pares formales. Es decir, un asalariado en blanco que percibe $100.000, ganaría apenas $56.000 si trabajara en negro, aún con las mismas condiciones de edad, educación, tarea y tamaño de empresa.
Por tipo de ocupación, el 37,7% de los asalariados trabaja en la informalidad, mientras que entre los cuentapropistas la cifra asciende al 62,5% y entre los patrones al 22,2%. En total, los asalariados representan el 63% del empleo no registrado, lo que refleja su peso en el mercado laboral argentino.
En este contexto resuenan las palabras tanto del presidente Milei como del ministro Caputo, quienes en más de una oportunidad se han referido a que "podemos ser Perú", en relación a la supuesta estabilidad macroeconómica. Sin embargo, en el país andino, la informalidad laboral alcanza al 70%, algo que evidentemente no es un problema para el tandem que lleva adelante la política económica de la Argentina.
El informe también muestra una fuerte brecha etaria. Entre los jóvenes de 16 a 24 años, la tasa de informalidad alcanza el 63%, más de 20 puntos por encima del promedio general. En otras palabras, seis de cada diez jóvenes trabajan sin aportes ni cobertura. En el otro extremo, los mayores de 65 años (60 en el caso de las mujeres) registran una tasa del 51%, mientras que los adultos de entre 45 y 64 años son quienes presentan el menor nivel de empleo informal, con un 34,5%.
"La mayor incidencia de la informalidad se da tanto al comienzo como al final de la vida laboral", señala el trabajo del IIEP, que advierte sobre la persistencia del fenómeno a lo largo de los últimos 17 años. Desde 2008, la tasa de informalidad asalariada se mantiene prácticamente estancada, con apenas leves oscilaciones y sin señales de mejora estructural.
En un contexto de caída del empleo registrado y deterioro del poder adquisitivo, el crecimiento del trabajo no registrado aparece como otra de las consecuencias del ajuste económico y la contracción del mercado laboral.
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