22 de junio de 2025
Un eventual cierre del Estrecho de Ormuz desataría un nuevo shock inflacionario global que impactaría de lleno en el bolsillo de los trabajadores argentinos.
El Parlamento iraní propuso formalmente al líder supremo, Alí Khamenei, cerrar el Estrecho de Ormuz como represalia por los recientes ataques estadounidenses contra instalaciones militares en su territorio. Aunque la decisión final depende del máximo órgano de poder del régimen islámico, la sola amenaza ya sacudió los mercados internacionales. Y las consecuencias podrían sentirse fuertemente en países periféricos como Argentina.
Por el Estrecho de Ormuz -un paso marítimo de apenas 40 kilómetros de ancho- transita cerca del 30?% del petróleo mundial. Si Irán cumple con su advertencia y bloquea ese canal, los precios del crudo podrían dispararse por encima de los USD 120, encareciendo no solo los combustibles sino toda la cadena de producción y distribución a nivel global.
¿Un déjà vu para Argentina?
El escenario trae a la memoria el llamado "efecto tequila" de 1994-1995, cuando una crisis financiera en México se expandió como un dominó por toda América Latina. En Argentina, entonces bajo el régimen de Convertibilidad, el golpe fue directo: caída de reservas, suba del desempleo, congelamiento salarial y ajuste fiscal.
Ahora, el riesgo es distinto pero igual de amenazante: no se trata de un derrumbe financiero, sino de un shock inflacionario externo que podría acelerar la crisis de ingresos en una economía ya golpeada por la recesión, el ajuste y la caída del consumo.
En lugar de llegar vía Wall Street, el golpe vendría desde el Golfo Pérsico, y afectaría directamente al precio de la nafta, el gasoil, el transporte, los alimentos y el gas. Todo eso, en un país donde los salarios reales están en los niveles más bajos de los últimos 20 años.
Desde el inicio de su mandato, el gobierno de Javier Milei decidió liberar los precios de los combustibles y reducir al mínimo los subsidios a la energía. En ese contexto, un aumento en el precio internacional del petróleo se trasladaría casi automáticamente a los surtidores argentinos.
Un mundo en guerra, un salario en terapia intensiva
Aunque la propuesta iraní aún no se concretó, el solo anuncio encendió las alarmas en los mercados. El precio del barril subió y los analistas internacionales ya anticipan una posible crisis energética global.
En Argentina, ese impacto podría traducirse en una nueva licuación del ingreso, más presión sobre las jubilaciones y una profundización del malestar social. La historia parece repetirse: una crisis lejana, una economía frágil y los trabajadores pagando la cuenta.
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