22 de junio de 2025

PAPA FRANCISCO

PAPA FRANCISCO. Se fue Francisco y el capital encendió la hoguera global

La desaparición de la voz moral más influyente del siglo XXI coincide con un escenario de guerra sin freno, persecución política en Argentina, reforma laboral y deuda salvaje.

por
Leandro Blanco

Desde hace más de una década, el Papa Francisco venía advirtiendo que estábamos inmersos en una "tercera guerra mundial en pedacitos". Sus palabras no eran profecías, sino diagnósticos certeros sobre un mundo desquiciado: múltiples frentes de conflicto, violencia estructural, desigualdad brutal y un sistema económico que devora la vida en todas sus formas.

Hoy, su silencio -definitivo o simbólico- marca un punto de quiebre. La voz que clamaba por los descartados ya no está. El capital, sin freno ético ni límite político, prende fuego todo a su paso.


El mundo estalla sin conducción moral

Desde Gaza hasta Ucrania, desde Haití hasta el estrecho de Ormuz, los conflictos escalan con una ferocidad inédita. Estados Unidos y Europa arman, Israel arrasa, Rusia bombardea, China espera su turno, y América Latina es saqueada en silencio.

Ya no se discute el derecho internacional, ni la justicia, ni la paz. El lenguaje de los mercados y las armas lo devoró todo. No hay foros de contención, no hay pactos de civilización. La diplomacia se volvió apenas una excusa para justificar la violencia.

Francisco era, para muchos pueblos del mundo, el último referente ético de una era que se apaga. Crítico del capitalismo salvaje, defensor de los movimientos sociales y de la soberanía de los pueblos, su palabra funcionaba como un dique ante el avance de los dueños del capital sin patria. Y también fue un firme defensor del sindicalismo: "No hay sindicato sin trabajadores, y no hay trabajadores libres sin sindicato", advirtió en una audiencia en Roma, destacando el rol central de las organizaciones gremiales en la construcción de justicia social.

Hoy, sin él, el neoliberalismo global encuentra el terreno allanado.

Argentina: laboratorio del ajuste total

En paralelo, Argentina atraviesa una regresión histórica. El gobierno de Javier Milei acelera reformas que no sólo destruyen el Estado, sino que atacan los derechos más elementales de trabajadores y trabajadoras. "Se murió Francisco y avanzaron", me dijo un dirigente sindical vinculado al sector energético, describiendo con crudeza ese clima de ofensiva total:

  • Cristina Fernández de Kirchner fue proscripta apenas anunció que sería candidata, sin pruebas directas que la vincularan al caso Vialidad y con una definición inédita de la Corte Suprema, que resolvió la causa en solo 40 días, mientras mantiene otros expedientes -más importantes para la sociedad argentina- cajoneados desde hace años.
  • Reforma laboral encubierta, con eliminación de indemnizaciones, intentos de desregular convenios y persecución sindical.
  • Un país hipotecado semana a semana, con el ministro Caputo tomando deuda constante para contener el dólar, a costa de una bomba externa que explota más temprano que tarde.

La motosierra no es solo un logo: es el símbolo de una Argentina entregada al capital financiero internacional, sin defensa, sin justicia social, sin voz que la ampare.


¿Quién queda para frenar la barbarie?

Ya no hay ONU, ni CELAC, ni Unasur. Las voces críticas están silenciadas, las calles militarizadas, los sindicatos divididos, la justicia cooptada. Se fue Francisco y con él, se fue también la esperanza de un contrapeso simbólico al poder salvaje del capital.

La hoguera global está encendida. La pregunta no es si habrá más fuego, sino cuándo, cómo y dónde nos tocará arder.

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