TRABAJO INFANTIL. Milei regaló a su gabinete un libro que justifica el trabajo infantil y la flexibilización laboral extrema

El presidente Javier Milei decidió entregar a sus ministros un libro que no es un simple "obsequio" ni una curiosidad editorial: Defendiendo lo indefendible, del economista Walter Block, es un texto que lleva la lógica del mercado al extremo y naturaliza la desigualdad como regla, al punto de justificar prácticas que chocan de frente con derechos básicos. El gesto político del Presidente funciona como un mensaje interno y externo: el gabinete recibe, de manos del propio Milei, un manual ideológico para mirar el trabajo desde la desregulación total.

Entre los capítulos más escandalosos aparece "El que contrata niños". Allí Block sostiene sin eufemismos que el trabajo infantil no debe ser condenado, sino defendido. Afirma que quienes emplean menores son injustamente demonizados y que la prohibición legal del trabajo infantil no protege a nadie, sino que empeora la situación de los niños pobres al quitarles una fuente de ingresos. En ese marco, el autor llega a calificar la institución del trabajo infantil como "honorable", invirtiendo responsabilidades y corriendo el foco del empleador hacia el Estado y la sociedad.

El problema no es solo lo que el libro dice, sino lo que borra deliberadamente. En su defensa del trabajo infantil, el texto elimina cualquier referencia a desigualdad, coerción económica o falta de alternativas reales. La pobreza aparece tratada como una elección y no como una imposición, y la necesidad se transforma en "libertad". De ese modo, la explotación deja de existir como concepto: todo vínculo laboral queda legitimado, aun cuando se construya sobre la urgencia, el hambre o la ausencia total de derechos.

Esa misma lógica atraviesa el resto del libro cuando aborda el mercado laboral adulto. Block cuestiona las leyes laborales, los convenios colectivos y la acción sindical, a los que presenta como interferencias artificiales. En su esquema, la flexibilización total es el ideal: salarios, jornadas y condiciones deben negociarse sin regulación estatal, incluso en contextos de extrema vulnerabilidad. La protección del trabajo deja de ser un derecho y pasa a ser un "obstáculo" para el mercado.

En la Argentina actual, donde el debate sobre la reforma laboral ocupa un lugar central, el contenido del libro ofrece una pista clara del horizonte ideológico que se busca instalar. La idea de que todo es válido si existe un contrato firmado habilita una degradación progresiva de las condiciones laborales y convierte derechos históricos en supuestos privilegios a eliminar.

Que el Presidente haya elegido este libro para regalar a su gabinete no es un gesto menor ni inocente. En un país atravesado por la pobreza infantil, la informalidad y la precarización, reivindicar un texto que justifica el trabajo infantil y promueve la desregulación extrema del empleo deja al descubierto un proyecto donde el mercado manda y los derechos se subordinan, aun cuando eso implique retroceder décadas en materia social y laboral.