21 de abril de 2025

46 AÑOS DEL PARO DEL '79

46 AÑOS DEL PARO DEL '79. Ubaldini, el dirigente sindical que se le plantó a la dictadura

A 46 años del histórico paro del 27 de abril de 1979, la figura de Saúl Ubaldini emerge como emblema de la resistencia sindical a la dictadura. Su liderazgo marcó una etapa clave en la defensa de los derechos laborales bajo un régimen represivo y en los primeros años del regreso a la democracia.

En plena dictadura militar, cuando el terror silenciaba voces y criminalizaba la organización colectiva, un sector del sindicalismo argentino decidió plantarse. El 27 de abril de 1979, bajo el liderazgo de Saúl Ubaldini y la Comisión de los 25, se realizó la primera huelga general contra el régimen. A casi medio siglo de esa jornada, su legado sigue vigente como símbolo de lucha y dignidad obrera.

La trayectoria del liderazgo de Ubaldini comienza a fines de los años sesenta cuando se incorporó a la Compañía Argentina de Levaduras, dentro del rubro cervecero y se convirtió rápidamente en delegado gremial. En 1972 fue elegido secretario general del sindicato que nucleaba a los trabajadores del sector y poco después, asumió como líder de la Federación de Sindicatos Cerveceros y, con la llegada de la dictadura militar en 1976, pasó a formar parte de la "Comisión Nacional de los 25", un grupo de sindicatos combativos que se oponían abiertamente al régimen.

Esa línea sindical, enfrentada a sectores más conciliadores liderados por el titular del gremio plástico, Jorge Triaca (padre del Triaca que luego fue ministro de Trabajo de Macri), protagonizó la primera gran medida de fuerza contra la dictadura. El 27 de abril de 1979 convocaron a una huelga general que culminó con una fuerte represión y detenciones.

La protesta había sido anunciada días antes. El 21 de abril, la Comisión de los 25 llamó a una Jornada de Protesta Nacional para el 27, reclamando por la recuperación del poder adquisitivo, la vigencia de las convenciones colectivas y la normalización sindical. Anticipando represalias, los dirigentes -entre ellos Ubaldini- asistieron a una reunión en el Ministerio de Trabajo, sabiendo que podían ser arrestados. Así fue: salieron detenidos uno por uno. Aun así, el paro se cumplió gracias a un Comité de Huelga previamente organizado.

Desde la cárcel, Ubaldini fue testigo del paro que paralizó industrias del conurbano e interior del país, además de los ferrocarriles Mitre, Roca y Sarmiento. Fue la primera huelga nacional contra el gobierno militar. El dirigente fue liberado en julio de ese mismo año.

Más adelante, el 7 de noviembre de 1981, como referente de la CGT Brasil, encabezó una masiva movilización a la Iglesia de San Cayetano bajo la consigna "Pan, paz y trabajo". Más de diez mil personas marcharon ese día y fueron reprimidas con dureza. Fue la primera gran protesta callejera desde el golpe de 1976 y anticipó el ciclo de movilizaciones que marcarían el fin del régimen.

El 30 de marzo del 82 el sindicalismo, con Ubaldini a la cabeza, llevó adelante una fuerte movilización contra la dictadura que pasaría a la historia. La consigna era "Pan, Paz y Trabajo", y las columnas se dirigieron a la Plaza de Mayo al grito de "¡se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar!". Como señalan las crónicas de la época, ese mismo cántico ya se escuchaba en canchas de fútbol, otro de los lugares de la expresión popular.

Ya en democracia Ubaldini tendría protagonismo por liderar las huelgas en contra del gobierno de Raúl Alfonsín. Los motivos de la lucha del sindicalismo iban por dos andariveles: uno la iniciativa de Alfonsín de reorganizar al sindicalismo, algo que era visto como una imposición de los radicales luego de la derrota del peronismo en el 83. El otro, el modelo económico.

En su libro Saúl Ubaldini, el liderazgo obrero en dictatura y democracia (1976-1991), Carla Sangrilli explica que de la mano de Ubaldini el sindicalismo se encontraba movilizado y en modo confrontativo desde 1980. Con la llegada de Alfonsín. la oposición sindical fue más bien una continuidad de esa dinámica. De hecho, la salida de los militares del poder fue consecuencia del debilitamiento político de estos, y el sindicalismo combativo liderado por Ubaldini tuvo mucho que ver con ese debilitamiento de la dictadura.

El proyecto alfonsinista proponía la "democratización" de los sindicatos, introduciendo cambios en las formas de elección de los representantes sindicales y entrometiéndose así en la vida institucional de las organizaciones de los trabajadores. Dicho sea de paso, algunos aspectos de aquel debate vuelven hoy, cuando desde el Gobierno de Javier Milei se propone la eliminación de la reelección de los líderes sindicales. En el ataque a las organizaciones de trabajadores, parte del radicalismo comparte mucho la posición con el actual oficialismo. Entonces como ahora, la propuesta de reforma sindical fue unilateral y sin consulta con el movimiento obrero.

Pero más importante aún era la oposición al modelo económico alfonsinista. El Plan Austral, presentado a mediados de 1985, contemplaba el congelamiento de los sueldos, que ya venían golpeados por el proceso inflacionario. Como expresaba el documento de la CGT reunificada, el modelo alfonsinista mantenía incólume "la estructura central del plan Martínez de Hoz", el ministro de Economía de la dictadura. El modelo de Martínez de Hoz había reconvertido a la economía argentina desde un modelo productivo a uno financiero.

La cuestión salarial fue central en el enfrentamiento de la CGT a Alfonsín, ya que el gobierno democrático dio continuidad a una modalidad instaurada por la dictadura, en la que el Estado digitaba unilateralmente los aumentos, tomando la inflación del mes anterior y, en buena parte del período aumentando solo hasta el 90% de la tasa de inflación. Es decir, siempre a pérdida. Estos son los elementos que explican los famosos once paros contra Alfonsín.

Hacia fines de los ochenta distintos factores se combinaron para la pérdida de gravitación de Ubaldini, desde el regreso de las paritarias en 1988 -lo que hizo perder terreno al perfil combativo que él tenía- la renovación peronista y, finalmente, el triunfo de Carlos Menem con una primera etapa de cercanía con los sindicatos.

A 46 años del histórico paro del 27 de abril de 1979, el legado de Saúl Ubaldini sigue vigente como símbolo de lucha. Su liderazgo en tiempos de dictadura y su firme defensa de los derechos de los trabajadores marcaron un camino de resistencia que aún hoy inspira a nuevas generaciones sindicales. En tiempos de ajuste y ofensiva contra los derechos laborales, su ejemplo recuerda que la organización colectiva y la movilización siguen siendo herramientas fundamentales para defender la justicia social.

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